CONFIANZA EN LA VITALIDAD DEL EVANGELIO
|
4.1 |
En otra ocasión se puso a enseñar junto al lago. Se reunió junto a él tal
gentío, que hubo que subirse a una barca metida en el agua; se sentó
mientras la gente estaba en tierra junto al lago. |
4.2 |
Les enseñaba muchas cosas con parábolas, les decía instruyéndolos: |
4.3 |
¡Atención! Salió un sembrador a sembrar. |
4.4 |
Al sembrar, unos granos cayeron junto al camino; vinieron los pájaros y
se los comieron, |
4.5 |
Otros cayeron en terreno pedregoso, con poca tierra; al faltarles
profundidad, brotaron en seguida; |
4.6 |
pero, al salir el sol, se abrasaron, y, como no tenían raíces, se secaron. |
4.7 |
Otros cayeron entre cardos: crecieron los cardos y los ahogaron, y no
dieron fruto. |
4.8 |
Otros cayeron en tierra fértil y dieron fruto, brotaron, crecieron y
produjeron, unos treinta, otros sesenta, otros cien.
. Y añadió: Quien tenga oídos que escuche. |
 |
COMENTARIO |
Al evocar en una parábola las
semillas, el crecimiento y la
maduración del trigo, Jesús
habla de una realidad que cada uno de
sus oyentes conocía muy bien. Cuando
describe las dificultades de la mala
calidad de un campo pedregoso, los
granos que se comen los pájaros o los
ahogados por los cardos, nos
imaginamos a los campesinos de
Galilea moviendo la cabeza o
murmurando algo con signos de
aprobación.
Pero he aquí que Jesús centra su
atención en un hecho que podría
olvidarse fácilmente. El señala que los
pájaros, las piedras, las espinas no son
gran cosa frente a la fuerza de vida que
hay en las semillas que permiten una
buena cosecha, aunque no todo el
campo sea de buena tierra.
El cultivador que ha sembrado
mucho sin preocuparse demasiado en
dónde caería su semilla, no tiene nada
que temer: al tiempo de su madurez,
tendrá un cosechón.
"El misterio del Reino de Dios"
(Mc 4.11) tiene un aspecto visible y
conocido de todos: desde la venida de
Cristo hasta hoy, el Evangelio se
anuncia por todas partes tanto en
situaciones propicias como adversas.
Y lo mismo que la pérdida de
granos caídos en una mala tierra se
nota antes de que llegue la cosecha
infecunda, así la indiferencia o la
acogida superficial que tienen a
menudo los encuentros con el
Evangelio, son visibles antes de que el
fruto produzca su acogida generosa.
La parábola de Jesús hace ver
lo que, no siendo en seguida visible a
la luz del día, podría olvidarse: en el
Evangelio existe una fuerza de vida, el
Espíritu Santo, que produce la
sobreabundancia en toda tierra buena
que encuentra.
La Palabra del Evangelio se
aloja en lo más profundo de toda
criatura humana. La parábola de Jesús
invita a tener confianza en el Evangelio
que es palabra creadora.
|
DIÁLOGO |
1. ¿Qué nos dice esta parábola sobre el modo del que se vale Dios para que Reino
venga al mundo?
2. ¿Qué fruto ha producido la palabra del Evangelio, sembrada por Cristo y su Iglesia
en aquellos con quienes vivo, en mí mismo, en la historia del mundo y en la de mi
país?
|
|