DECIR SÍ
|
4.28 |
- A ver ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se dirigió al primero: - Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. |
4.29 |
Le respondió: - Sí, señor; pero no fue. |
4.30 |
Después fue y dijo lo mismo al segundo. Este respondió:
- No quiero;
pero luego se arrepintió y fue. |
4.31 |
¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre? Le dice: El último. Y Jesús les dice: - Os aseguro que los recaudadores y las prostitutas entrarán antes que
vosotros en el reino de Dios. |
 |
COMENTARIO |
Toda criatura humana ha
escuchado una llamada de Dios.
Pero en esta parábola de los dos
hijos, en vano buscaríamos el ejemplo
de aquel que, habiendo oído la llamada,
diríamos en seguida sí y cumpliríamos
lo que él ha pedido.
Cristo, conociendo a fondo los
caminos tortuosos del corazón humano,
sólo habla del hijo que dijo sí y no hizo
nada, y del otro que, a pesar de una
primera negación, cumplió la voluntad
de su padre.
Lo que cuenta, no es la primera
reacción a la llamada de Dios, sino el
valor de no justificar sus propios
rechazos.
En la existencia diaria -¡y la
parábola se desarrolla mucho en la
vida de todos los días!- puede parecer
humillante hacer lo que se ha
rechazado primeramente.
Salvo para un hijo que sabe que
no tendrá que explicar ni justificar el
por qué de su no, y después su sí.
Eso nunca lo pide Dios, él no se
desalienta porque se le rechace en
seguida. Pues su solo deseo es que la
voluntad de su amor se lleve a cabo.
|
DIÁLOGO |
1. ¿Dónde encontrar la simplicidad del corazón para no sentirse ligado a sus propios
rechazos?
2. ¿Qué me hace descubrir lo que yo quiero de verdad, en el fondo de mi corazón?
|
|