UNA ESPERA CONFIADA
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13.24 |
Les contó otra parábola. El reinado de Dios es como un hombre que
sembró semilla buena en su campo. |
13.25 |
Mientras la gente dormía, fue su enemigo y sembró cizaña en medio del trigo, y se marchó. |
13.26 |
Cuando el tallo brotó y empezó a granar, se descubrió la cizaña |
13.27 |
Fueron los siervos y le dijeron al amo: Señor, ¿no sembraste semilla
buena en tu campo?, ¿de dónde viene la cizaña? |
13.28 |
Les contestó: Un enemigo lo ha hecho.. Le dijeron los siervos: ¿Quieres
que vayamos a recogerla? |
13.29 |
Les contestó: No; que, al recogerla, vais a arrancar con ella el trigo. |
13.30 |
Dejad que crezcan juntas hasta la siega. Cuando llegue la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, atadla en gavillas y echadla
al fuego; el trigo lo metéis en mi granero. |
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COMENTARIO |
Varias veces compara Cristo el
Reino de los Cielos, que
comienza ya en la tierra por la
presencia de Dios y la continua
actividad de su Espíritu, con semillas,
con un crecimiento y con una cosecha.
Pero mientras que semillas y
cosecha son trabajos que podemos
observar, el período largo y esencial
del crecimiento permanece indiscernible
para la mirada precoz que no
reconoce, en la aparente actividad de
un campo sembrado, la cercanía
continua de la abundante cosecha.
Para quien ve, le puede surgir
una pregunta o incluso una duda:
¿cómo es posible que donde el Espíritu
de Dios trabaja, existan tantos
acontecimientos incomprensibles y
contradictorios?
Jesús ha sembrado el trigo
bueno del perdón, ¿de dónde provienen
las disputas de los que llevan su
nombre? El Espíritu de Cristo está en
mí, ¿de dónde proviene lo que en mí
existe de insoportable?
En la parábola, hay un enemigo
del propietario del campo que siembra
cizaña para vengarse o por un arreglo
de cuentas. No se dice la razón.
En el Evangelio, Cristo y su
misión están desde el principio
amenazados: por la cólera traidora de
Herodes que no le tiene miedo a
masacrar a niños, y después por las
insinuaciones del Tentador que intenta
apartar a Cristo de su total confianza
en Dios.
Lo que amenaza la vida de Dios
en nosotros, no desaparece mediante
una acción precipitada que quisiera
arrancar todo el mal, sino más bien por
una confianza, como la del dueño de
casa en la parábola.
Este sabe que nada bueno se
perderá, ya que la mala hierba se
secará, se quemará y, al final, sólo
pensará en la alegría de la recolección.
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DIÁLOGO |
1. ¿Qué acontecimientos, qué situaciones suscitan la pregunta: "¿De dónde proviene
la cizaña, es decir, lo que existe de insoportable en mí y a mi alrededor"?
2. ¿Quién es para mí el propietario de la parábola cuya confianza aplaca las
inquietudes y anima a perseverar?
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Modificado el ( Tuesday, 04 de September de 2007 )
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