¡LEVÁNTATE, RESPLANDECE!
|
60.1 |
¡Levántate, brilla,
que llega tu luz;
la gloria del Señor
amanece sobre ti! |
60.2 |
Mira: las tinieblas cubren la tierra,
la oscuridad los pueblos;
pero sobre ti amanecerá el Señor,
su gloria aparecerá sobre ti; |
60.3 |
y acudirán los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora. |
60.4 |
Echa una mirada en torno, mira:
todos esos se han reunido, vienen a ti; tus hijos llegan de lejos,
a tus hijas las traen en brazos. |
60.5 |
Entonces lo verás, radiante de alegría;
tu corazón se asombrará, cuando vuelquen sobre ti
el tráfico del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. |
 |
COMENTARIO |
Este pasaje de Isaías data de una
época en la que el desaliento
amenazaba al pueblo de Dios.
La ciudad de Jerusalén, centro y lugar
privilegiado para la celebración
comunitaria de Dios, había sido
reconstruida después de las
devastaciones de la guerra, pero sin
haber logrado su esplendor y atractivo
de antaño.
El profeta presenta lo que Dios
piensa de su ciudad: es tiempo para ella
de que se levante, resplandezca
acogiendo alegremente la luz de Dios,
pues quiere él mismo ser el esplendor
de su pueblo (Is 60.19).
Desde los primeros tiempos, los
cristianos han visto en estas palabras
una promesa para la Iglesia. Ella se
atreve "a embellecerse" (Ap. 21.2) para
acoger a todos con amplitud y para
ser luz en la oscuridad de los pueblos.
Y puesto que la Iglesia se
despierta dentro de nosotros, en el sí de
nuestro corazón al Cristo de comunión,
el "Levántate, resplandece", se dirige
también a cada uno de nosotros.
|
DIÁLOGO |
1. ¿Qué dice este pasaje sobre el misterio de comunión que es la Iglesia?
2. ¿Qué pueden significar estas palabras "Levántate, brilla en nuestra vida"?
3. ¿Cómo podemos alegrarnos de lo que Dios hace con nosotros?
|
|